de cortina
ROJO, púrpura, carmesí, bermellón, escarlata…
“el primer color, el mas alto y mas importante que tenemos” manual de tintorería florentino del s. XVI
De los moluscos murex y cañadilla, los fenicios descubrieron el púrpura que cubría el arco de matices del rojo al añil-morado y de un insecto reducido a polvo: la cochinilla o kermes vermilio deriva el color carmesí y el nombre de bermellón para el rojo de cinabrio.
El fuerte vínculo tinte-textil propició, en ocasiones, diferentes acepciones de la denominación de los colores, así por ejemplo, mientras que en la España del s. X el término púrpura se asociaba con un tejido de seda que podía ser de cualquier color, en la Alemania medieval la escarlata era una tela de lana muy fina que podía teñirse de cualquier color: negro, azul, verde…, pero la mejor escarlata se teñía con la valiosa kermesita, así que pronto el nombre de escarlata paso a denominar el color.
Otra fuente de tinte rojo era la raíz de granza, usada desde la Antigüedad en Asia, India y Oriente Medio. A partir de las cruzadas, y a medida que la burguesía empezó a demandar textiles de color rojo, antes restringidos a la nobleza, los campos de cultivo de la granza o rubia tinctorum proliferaron, en Italia y Francia primero y más tarde en España, para abastecer a los tintoreros durante siglos. En 1869 los alemanes Carl Graebe y Heinrich Caro lograron sintetizar la alizarina, presente en la raíz de la planta, y desde entonces la industria textil sustituyó el tinte orgánico por el sintético que redundó en el ahorro de costes pero también en una mayor permanencia del color.