El color que relaja y tranquiliza

“Los que no pueden adquirir la crisocola, por demasiado cara, mezclan con el azul el zumo de una hierba llamada gualda y obtienen así un vivísimo verde, que se denomina tintura de crisocola”.

Vitruvio. S.I a.n.e. 

No existe ningún tinte natural qué de un verde intenso, ni un verde que permanezca en el tiempo, por ello en diferentes épocas el color verde se erigió en símbolo de riqueza. 

Cuando la permanencia del tinte verde en los tejidos solo se conseguía mediante la conjunción del índigo y el carísimo azafrán, las ropas de color verde mostraban el poder económico; un buen ejemplo es el retrato que Jan van Eyck hizo al “Matrimonio Arnolfini”. Con el devenir del tiempo, el color rojo se mantuvo como color de la nobleza y el verde se fue asociando con la burguesía, si bien verde puro para los ricos y verde más claro para los más pobres. 

Tras la industrialización y la producción del color por síntesis, el verde fue rompiendo las barreras de los estratos sociales y amplificó su estima como color tranquilizante y relajante. Instaurado como símbolo de la naturaleza y de lo natural, frente al humo de las fábricas, se asoció con términos de salud primero para pasar a convertirse en el color marca de movimientos sociales en lucha por la ecología y un planeta verde. 

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